La ONU denunció que Israel convirtió la entrega de comida en «una trampa mortal» para los palestinos

La agencia de la ONU para los refugiados palestinos denunció que repartir ayuda humanitaria en Gaza se ha convertido en una situación extremadamente peligrosa. También pidió —una vez más— que Israel dé marcha atrás con su nuevo plan de distribución, que deja en manos de una polémica empresa estadounidense el reparto de alimentos a más de dos millones de palestinos al borde de la hambruna. Así lo advirtió la red internacional IPC, que monitorea las crisis alimentarias más graves del mundo.
Luego de casi tres meses de bloqueo total, en los que incluso bebés comenzaron a morir por desnutrición, la presión internacional aumentó. Frente a esto, el gobierno de Benjamin Netanyahu permitió la entrada de camiones con comida, pero sólo si la distribución quedaba en manos de una empresa privada vinculada a exmilitares de EE.UU. y empresarios israelíes con conexiones con el ejército. Al mismo tiempo, Israel vetó a la ONU y a las organizaciones humanitarias que operan en la región desde hace décadas. El resultado: caos, violencia y decenas de palestinos asesinados mientras intentaban conseguir alimentos.
Este nuevo sistema de reparto comenzó a operar el lunes 26 de mayo. La empresa estadounidense, llamada «Fundación Humanitaria para Gaza», instaló un enorme espacio cercado, donde cientos de personas hicieron fila durante horas. A pesar del encierro, muchos esperaron con la esperanza de recibir una caja de comida, aunque esta no se adapta a las condiciones de la Franja: donde casi no hay cocinas, escasea el gas y el agua potable es un lujo. Como ya habían advertido las organizaciones de ayuda, la empresa no distribuyó correctamente los alimentos y se produjo una estampida, en medio de disparos que el ejército israelí calificó como “de advertencia”.
El vocero del secretario general de la ONU, Stéphane Dujarric, expresó: “Las imágenes de la distribución son desgarradoras”. También reiteró que más de 3.000 camiones con ayuda humanitaria están varados desde hace meses en Egipto y Jordania, porque Israel no autoriza su ingreso. En cambio, sí permite operar a esta fundación, con la que todas las agencias de ayuda se niegan a colaborar porque consideran que su accionar contradice los principios humanitarios y responde a intereses políticos y militares.
Con el paso de los días, la situación empeoró. Explosiones cerca de uno de los centros de distribución generaron nuevas corridas y terror. Y hace pocos días, unos 30 palestinos que buscaban comida fueron asesinados a tiros. Las autoridades locales acusan a Israel. El ejército primero negó los hechos, pero luego dijo que se trató de “disparos de advertencia” y que iniciará una investigación.
Mientras tanto, nadie se hace responsable por los muertos y heridos. Y lo más grave: Israel sigue sin dar respuestas y no modifica un sistema que convierte en una pesadilla el simple acto de buscar comida. La población civil, que lleva más de un año y medio bajo bombardeos y ataques constantes, no tiene a dónde escapar.
“El sistema actual humilla a miles de personas hambrientas que deben caminar kilómetros hasta una zona devastada por los bombardeos israelíes”, advirtió Philippe Lazzarini, comisionado general de la UNRWA. “La entrega de ayuda debe ser segura y a gran escala. Y eso solo puede garantizarlo la ONU. Israel debe levantar el bloqueo y permitir un acceso sin restricciones para evitar una hambruna masiva, que ya amenaza también a un millón de niños”, concluyó.