La fascinante historia de WeWork que culminó de la peor forma
WeWork, fundada en 2010 como una disruptiva propuesta de espacios de trabajo compartidos (coworking), se convirtió rápidamente en la startup más valorada de Estados Unidos, alcanzando una expansión global y una valoración de mercado de USD 47.000 millones en 2019. Sin embargo, su historia tomó un giro brusco.
A pesar de recaudar más de USD 13.000 millones para respaldar su crecimiento, la oferta pública inicial en 2019 se vio frustrada por escándalos y pérdidas, aunque SoftBank, su principal inversor, la respaldó. La llegada de la pandemia en 2020 aceleró los problemas, ya que el auge del trabajo remoto afectó su modelo de negocio centrado en el espacio de oficinas compartidas.
Aunque tuvo pérdidas de USD 3.200 millones en 2020, WeWork sorprendió a muchos al salir a cotizar en bolsa en 2021, liderada por SoftBank. Sin embargo, la tendencia hacia el trabajo remoto persistió, afectando negativamente a la empresa. Tras un split de acciones, sus acciones subieron y luego cayeron drásticamente.
El 6 de noviembre de 2023, WeWork anunció su declaración de quiebra, enfrentándose a una deuda de más de USD 15.000 millones y una valoración de mercado inferior a USD 50 millones. La bancarrota afectará sus operaciones en Estados Unidos y Canadá, pero la empresa asegura que continuará en otras regiones.
La historia de WeWork sirve como un recordatorio de los peligros de valoraciones infladas y estrategias de crecimiento insostenibles. La empresa, que alguna vez fue un ícono del éxito, ahora enfrenta un proceso de reestructuración y pérdida de valor que destaca la importancia de la prudencia en las inversiones y la necesidad de adaptarse a los cambios en el mercado.
