31 de octubre de 2025

“La política es un arte que tiene que tener auxilio de la ciencia”

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Luis Alberto Lacalle de Herrera gobernó Uruguay entre el 1º de marzo de 1990 y el 1º de marzo de 1995. Este abogado, periodista y político proviene de una de las familias con mayor trayectoria política del país y es el padre del actual presidente del Uruguay.

—¿Cómo ve usted hoy la política global y cuáles son los grandes retos?

—El sistema democrático, que se basa en la representación, está debilitado y la gente a veces no se siente plenamente representada. Perú, por ejemplo, ha sufrido una pulverización de los partidos y está regido por una Constitución que permite cambiar al presidente prácticamente al antojo de una mayoría que se junta muchas veces con facilidad. En otros países, sin embargo, el sistema democrático funciona mejor. El tema central es la democracia representativa y creo que allí está el gran desafío. Los partidos son esenciales y generalmente las democracias funcionan mejor cuando cuentan con dos o tres partidos principales.

—Como político y hombre de Estado, ¿considera que la política es una profesión?

—Yo creo que es un arte que tiene que tener auxilio de la ciencia. Pero sigue siendo un arte porque implica el conocimiento de la realidad sobre la que se quiere operar. Pero no el conocimiento solamente científico. Yo he preconizado siempre la humanización del proceso político mediante lo que yo llamo embarrarse los zapatos.

Tenemos que tener mucho cuidado con la deshumanización de la vida política, hay que ponerles rostro a los problemas. Yo tengo 82 años y empecé en esto a los 17, he sido testigo, a veces he sido actor y por cinco años fui un actor importante de la historia de mi país. Esto me ha confirmado lo maravilloso del servicio público.

—¿Qué condición tendría que tener alguien que se quiera dedicar a la política?

—Hay que tener vocación de servicio y saber que es una profesión ingrata la mayoría de las veces. Hay que ser apasionado, pero tratar de ser lo más preparado culturalmente, conocer a los grandes pensadores, saber que integramos una parte del mundo que tiene ciertos valores cristianos o judeocristianos. Y luego empaparse de la realidad. Por otro lado, con el voto se establece un contrato entre el votante y el que recibe a préstamo el poder durante un período, por lo que hay que ser prudente para poder luego cumplir. Eso creo que es lo que fortalece la representación. Y cuando no cumplimos se da el vaciamiento de ese contrato. Por ello, en muchos países la ciudadanía considera a los políticos como un problema, lo cual genera una situación muy compleja porque cada cierto tiempo la gente tiene que elegir a personas en las que no confía. Además, tenemos que tener cuidado de lo que a veces se vende como política. Cada vez hay un mayor número de políticos que no tienen un partido político detrás, que se mueven de manera absolutamente independiente y detrás de la fachada no hay nada. Esto lo vemos en muchos países de América Latina.

 

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