1 de noviembre de 2025

Los empresarios temen que las tensiones sociales incrementen las dificultades financieras

piquetes-20230415-1547744

En la alta oficina de un ejecutivo de una de las principales empresas del país, se observa el Río de la Plata y las persistentes nubes grises que aún cubren Buenos Aires después del desastre climático. «Defensa de la ley», «propiedad privada» y «normalidad para hacer negocios» son algunas de las expresiones recurrentes que describen las preocupaciones del sector privado sobre posibles acciones sociales que puedan afectar el clima de negocios.

 

En la Argentina de finales de 2023, las preocupaciones económicas son abundantes. Aunque nadie se aventura a proyectar la inflación de diciembre, se espera que sea el mes más alto del año y posiblemente el más elevado en los últimos 30 años. El banco estadounidense JP Morgan ha pronosticado un 60% de inflación para diciembre y enero, junto con una caída del 3% en el nivel de actividad para 2024.

 

La dinámica inflacionaria de diciembre no es alentadora, y la esperada para enero o febrero tampoco mejora el panorama. Se registra un aumento del 37% en los combustibles, siendo Shell la primera en aplicar dicho porcentaje, al anular el acuerdo de Precios Justos que limitaba las subidas mensuales durante la gestión anterior. YPF, la petrolera estatal, también se sumó a los aumentos, con estaciones de servicio que amanecieron este jueves con incrementos de hasta el 37%. Este último aumento se suma a la actualización del 30% realizada por las petroleras durante el fin de semana pasado.

 

El presidente de YPF, Horacio Marín, destacó la intención de convertir a YPF en «una gran exportadora de crudo» y llevar adelante el proyecto de Gas Natural Licuado (GNL), contribuyendo así al ingreso de divisas y al impulso del crecimiento económico.

 

Cada aumento en los combustibles repercute en toda la cadena económica, y el ministro de Economía, Luis Caputo, reconoce que las subidas continuarán al menos hasta marzo. Además, la emisión monetaria anunciada por el gobierno actual, que se espera que disminuya, añade presión a los precios. Lautaro Moschet, economista de la Fundación Libertad y Progreso, señala que vivir en un entorno de atraso cambiario, congelamiento de precios y mega emisión monetaria es insostenible, y el reacomodo tendrá un fuerte impacto en el IPC durante los primeros meses.

 

El gobierno admite que habrá indicadores inflacionarios de dos dígitos en el primer trimestre y, probablemente, hasta junio. Se estima que la emisión monetaria electoral y los ajustes desde el 10 de diciembre contribuirán a un 20% de inflación en enero y febrero. Aunque algunas proyecciones optimistas sugieren un final de 2024 con entre un 3% y 4% de inflación mensual, el equipo económico prefiere no presentarlo de esa manera públicamente debido al temor de revivir la experiencia del «segundo semestre» de la era Macri.

About The Author

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *