1 de noviembre de 2025

Diez propuestas para mejorar el aprendizaje

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Cada vez que se divulgan los resultados de las pruebas PISA, se pone de manifiesto la imperiosa necesidad de abordar los significativos desafíos actuales y, al mismo tiempo, de reflexionar sobre el futuro deseado para América Latina. La solución de estos desafíos requiere un consenso social que coloque a la educación como el motor fundamental del desarrollo regional.

Es conocido que los países latinoamericanos ocupan posiciones en la mitad inferior del ranking mundial de calidad educativa en las tres disciplinas evaluadas por PISA. Sin repetir los resultados ya analizados por expertos, nos detenemos en algunos aspectos que evidencian la considerable desigualdad existente en nuestros países:

 

– En lectura, el 88% de los estudiantes más desfavorecidos de la región muestra un rendimiento deficiente, en comparación con el 55% entre los más acomodados.

– En matemáticas, el 82% de los estudiantes más desfavorecidos de la región tiene un rendimiento deficiente, frente al 51% entre los más acomodados.

– En ciencias, el 80% de los estudiantes más desfavorecidos de la región presenta un rendimiento deficiente, en contraste con el 50% entre los más acomodados.

 

Es esencial abordar estos desafíos mediante propuestas sistémicas que nos impulsen a trabajar colaborativamente y a lograr impactos a largo plazo. El compromiso de construir una educación de calidad, que no solo capacite a los estudiantes en lectura, escritura, matemáticas y nociones básicas de ciencia, sigue siendo una prioridad en las agendas de políticas educativas de cada país.

A pesar de ello, los resultados de aprendizaje, que reflejan por primera vez el impacto global de la pandemia, nos instan a diseñar estrategias y marcos de acción para revertir no solo sus efectos, sino también para fortalecer colaboraciones entre diversos sectores y lograr cambios profundos que den significado a los aprendizajes de los estudiantes a lo largo de su trayectoria escolar.

 

10 ideas para trabajar por más y mejores aprendizajes

  1. Reforzar la coordinación intersectorial: Es crucial establecer mecanismos efectivos de coordinación y colaboración entre los diversos niveles de gobierno, instituciones educativas, organizaciones sociales y el sector privado.
  2. Establecer metas y objetivos compartidos: La coordinación efectiva requiere una visión compartida, metas y objetivos comunes, así como sistemas de seguimiento y evaluación para asegurar el logro de dichos objetivos.
  3. Diversificar esquemas de financiamiento: Los Estados desempeñan un papel fundamental en el respaldo de la educación pública, tanto en la gestión estatal como privada. Para optimizar la inversión y desarrollar esquemas sostenibles, es necesario diseñar financiamientos que provengan de fuentes diversas y complementarias, garantizando continuidad más allá de los ciclos gubernamentales.
  4. Invertir en la formación y desarrollo profesional de los docentes: Dado que los docentes son clave para mejorar la calidad educativa, es imperativo invertir en su formación y desarrollo profesional para adquirir competencias efectivas de enseñanza.
  5. Mejorar las condiciones laborales de los docentes: Proporcionar condiciones adecuadas en términos de salario, estabilidad laboral y seguridad social es esencial para permitir a los docentes desempeñar su labor de manera efectiva.
  6. Garantizar acceso a una educación de calidad para todos: La implementación de políticas inclusivas es esencial para apoyar a estudiantes en entornos vulnerables.
  7. Fomentar la innovación educativa: Es necesario adoptar nuevas metodologías, recursos y formatos institucionales para mejorar el aprendizaje, promoviendo espacios de intercambio de ideas y experiencias.
  8. Promover la participación comunitaria: Se deben establecer mecanismos que permitan a padres, familias y la sociedad civil contribuir al mejoramiento de la educación.
  9. Generar esquemas de sostenibilidad: Mantener mejoras educativas a largo plazo implica implementar políticas que fomenten la inversión y la capacidad de autofinanciamiento de las instituciones educativas.
  10. Evaluar el impacto de las políticas: Establecer sistemas de evaluación es esencial para medir el progreso y los resultados de las políticas educativas, asegurando que se alcancen los objetivos previstos.

 

La aplicación práctica de estas ideas debe adaptarse a las necesidades y realidades de cada país latinoamericano, proporcionando un marco general para fomentar un ecosistema multisectorial que mejore el aprendizaje en la región. Trabajar en conjunto permite construir una visión común para una educación que contribuya a una sociedad mejor. Los cambios sistémicos son indispensables para establecer objetivos claros, sostenibles a largo plazo, medibles y flexibles a los cambios inherentes al sistema educativo.

 

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